Venga, tirad p'al txiringuito del Kontra!

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Mientras las fiestas de los barrios se van convirtiendo poco a poco en negocio para algunos y campaña para otros, el Kontracorriente se tira a la calle otro año más, para intentar hacer de nuestro barrio y nuestras fiestas un espacio diferente… las Kontrafiestas de Vallekas 2006. Así que desde el Vallekas Tropical, nos alegramos de presentaros un cartel cargadito hasta los topes de gente amiga que llenará el Kontra de conciertos, exposiciones, jornadas, teatro, malabares, juegos infantiles, debates, comidas populares, proyecciones, talleres, Djs… y como la cultura se defiende compartiéndola, todo por cero euros y un chiringuito con precios populares.

Los y las compas del Colectivo Kontracorriente de Vallekas se lanzan de nuevo a la aventura. Pedazo de fiestas, pedazo de actividades, pedazo de conciertos,… y todo gratis, libre, a compartir con las gentes del barrio. Para hacer esto posible, en sambadarua sospechamos que:

  • a) la gente del Kontra atraca un banco antes de las fiestas para poder costearlas
  • b) la gente del Kontra mantiene secuestrados a familiares de los artistas para conseguir que éstos participen en los festejos

Como quiera que fuere (y teniendo en cuenta que las dos opciones anteriores no son excluyentes, pues no hace falta más que ver la pinta de malajes peligrosos de los Pipa, Paloma, Axel, Carlos y compañía), hay que reconocer que la cosa pinta bonita. Y además, han tenido el detalle de volver a invitarnos un año más para compartir con ellas y ellos esta fecha tan señalada. Aunque no sé… ¿os hemos contado alguna vez el intento de asesinato masivo por la vía gástrica que perpetraron hace unos años las gentes del Kontra contra una joven banda llamada sambadarua que aún peleaba por abrirse un huequito en la escena? Claro, ahora que han lanzado el KontraBloco se explica mejor su estrategia de exterminio. Vamos atando cabos. Demasiadas bandas de samba en Madrid…

Pero como no somos gente rencorosa, allí estaremos el jueves 14 de septiembre a partir de las 21’00h. Con nuestra gente, en un barrio que sentimos como nuestro. El Vallekas tropical. Venga, familia, ¿qué hacéis que no tiráis pa’ la caseta del Kontra?

Un músico bajo las bombas

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Mazen Kerbaj es un artista multidisciplinar: pinta, diseña, dibuja cómics, toca la trompeta,… Nació en Beirut, ciudad en la que reside y en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera artística. Hoy, Mazen sufre el acoso permanente de las bombas que, caprichosas, deciden por ejemplo estallar a escasos metros de la casa de sus padres. Pero Mazen no se arruga ante la amenaza; su trompeta lleva un tiempo sin sonar, pero su pluma afilada nos regala unas imágenes de la vida en Beirut tan bellas como dramáticas. El suyo es un testimonio único, ácido, desconsolado, valiente. Mazen es un músico que resiste mientras su barrio, su ciudad, su país está siendo reducido a escombros. Sin embargo, aquí todavía nos llegan las suaves notas de su trompeta. Ánimo, compañero.

¿Qué podemos hacer los músicos de aquí mientras tantos y tantas como Mazen se agarran a los días en Beirut? Se aceptan propuestas…

[A Mazen nos lo presentó David Byrne, vía BeatnickPad, vía Elástico. Mazen publica sus dibujos aquí, aquí y aquí].

Polémica en torno a la acción contra la SGAE

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En esto que la gente de Rompamos el Silencio, en el marco de la Semana de Lucha Social, se fue a la sede de la SGAE en Madrid a protestar contra la imposición del canon y la política de la entidad en materia de derechos de autor. Se pusieron caretas poco favorecedoras, descolgaron un par de pancartas, repartieron billetes falsos y poca cosa más. En fin, una acción directa no violenta con un marcado componente simbólico.

Y resulta que no son pocos y pocas quienes se han indignado con esta acción: «da la razón a la SGAE«, «identifica protesta legítima con violencia«, «esta pandilla de pelanas no va a conseguir nada«. Hay quienes incluso han rescatado el famoso «No en mi nombre» para desmarcarse de este tipo de acciones, asegurando que esta gente «no les representa«.

La verdad es que tanto revuelo no puede dejar de sorprender. De entrada, se trata de una protesta claramente lúdica y pacífica, a pesar de una fotografía que revela un mínimo forcejeo con un guardia jurado. Por otro lado, en ella ha participado gente fuertemente comprometida con la cultura libre y la lucha contra el canon, con un trabajo teórico y propositivo muy sólido en este ámbito; no se trata en ningún caso de «pelanas sin ideas» que sólo saben montar bronca. Pero es que aunque lo fueran, la acción directa es una forma perfectamente legítima de intervención política. Sólo faltaría que la única opción válida para manifestar el desacuerdo fuera escribir contra el cánon reiteradamente desde un blog o mantener debates vis à vis con Pedro Farré. La calle, la protesta pública, es una herramienta de movilización colectiva muy potente a la hora de visibilizar ciertos aspectos de la realidad que permanecen silenciados, y contribuye a dar salida al disenso de forma eficaz y, en muchos casos, creativa; en definitiva, genera sujetos políticos, actores con voz y con capacidad de acción propia.

Guillermo Zapata, en los comentarios a un post en el blog de Escolar, no puede resumir mejor lo paradójico de las reacciones desde buena parte del sector «anti-canon». Esperemos que sus palabras inviten a la reflexión.

En cuanto al objetivo [de la acción], es curioso que se señale justo aquí, donde sistemáticamente se sube información (a veces notas de prensa, a veces de humor, a veces opiniones) que se dedican a señalar a la SGAE como el enemigo a batir. Personalmente, creo que la SGAE es una parte colateral al problema y que la manera de vencerlo va por otro lado (por la extensión del procomun) pero criticar a una gente que se junta y va a demostrarles que están hartos de su política, me parece triste.

Me hace gracia que en un foro donde se ha hablado de las movilizaciones de estudiantes en francia con un claro signo positivo, ahora se dediquen a cuestionar una acción que es mucho menor en cantidad y cualidad (radicalidad) que las que hacían los estudiantes franceses (que por cierto, consiguieron más victorias que nuestro movimiento de «pedir y esperar» en vez de «tomar y hacer»).